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#2084LP ¿Posee el ser humano un vacío en su corazón?

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¿POSEE EL SER HUMANO UN VACÍO EN SU CORAZÓN?

Por Maritza Edmiston

La explicación yace en génesis, en el principio, el comienzo. La palabra bíblica utilizada para la creación divina significa “salido de la nada” (ex nihilo).

La creación es la obra de Dios Padre, por medio de su Hijo, efectuada por el Espíritu, mediante su Palabra.

Génesis 1:26 enseña: «Entonces dijo Dios: Hagamos –habla Elohim, que significa: Poderoso Dios, el DIOS TRINO: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo–. Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza».

No somos politeístas, no adoramos tres dioses, adoramos a un Dios que se revela en tres personas. ¿Lo entiendo? No, ni ningún ser humano lo comprende completamente.

Este Dios Divino, Todopoderoso, Omnipresente, Omnipotente y Omnisciente, diestramente nos diseñó a su semejanza, somos TRINOS: espíritu, alma y cuerpo.

Nótelo en la oración del apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 5:23: «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, 
–escuche– ESPÍRITU, ALMA y CUERPO, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24Fiel es el que os llama, el cual también lo hará».


El CUERPO, formado del polvo de la tierra por las magnánimas manos del Altísimo Alfarero. El cuerpo posee la misma composición de la tierra (Génesis 2.7). Es nuestra materia, lo visible y tangible, nuestros sentidos sensoriales.

El ALMA o su ser viviente (Ge 2.7; 1 Co. 15.45) es su persona, su entendimiento, voluntad, intelecto, cede de emociones o corazón, afecto, deseos.

Pero el ESPÍRITU o “aliento de vida” (Ge. 2.7), fue lo creado, antes que el pecado entrase al mundo, a la imagen del Altísimo Amoroso, es conocimiento, justicia y santidad de la verdad (Col. 3.10, Efe 4.24). Éste le hace consciente de Dios y crea ese anhelo de adorar.

El Creador Celestial dejó un VACÍO, un ANHELO en el ser humano. Es SED de CONOCERLE, para que le busquemos, pues Él anhela compañerismo y comunión con nosotros.

El Rey David en los santificadores salmos lo expresó:

«Mi alma tiene SED de Dios, del Dios vivo» 
(Salmo 42:2).

«Oh Dios, Tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene SED de Ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua» (Salmo 63:1).  


«¡Mi ALMA ANHELA ardientemente estar, Señor, en tus atrios!» (Salmo 84:2).

David añoraba ansiosamente ese confortante compañerismo y comunión con el Altísimo Amoroso.

¿Posee el ser humano un vacío en su corazón? Simplemente y sencillamente, ¡¡¡SÍ!!!
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